A pocos días de que inicie la temporada de bodas de destino en la región de Puerto Vallarta y Riviera Nayarit, es oportuno hablar de la industria de romance, que ocupa un lugar importante en el mapa mundial y se ha convertido en uno de los pilares más sólidos para el turismo en México.
Más allá de su connotación romántica, este segmento al mismo tiempo similar y antagónico al de sol y playa, que conlleva la organización y producción de eventos, es un lucrativo negocio en franco crecimiento cuyo valor estimado, de acuerdo con la Organización Mundial del Turismo (OMT) será de 33 billones de dólares en 2026, con una cadena de valor muy amplia que impactará a industrias complementarias como alojamientos y alimentos y bebidas.
Otros datos sorprendentes son los emitidos por el sitio especializado en bodas WeddingWire y el sitio de viajes TripSavvy, los cuales señalan que Estados Unidos realiza unas 350 mil bodas al año, de las cuales un 25 por ciento son bodas de destino, y de estas, al menos un 60 por ciento se realizan en México (unas 52 mil 500).
En este sentido, algunos destinos turísticos han desarrollado diversas estrategias para atraer a los viajeros, reinventando la experiencia, con lujosos hoteles y resorts que ofrecen instalaciones adecuadas y personal dispuesto a ayudar a las parejas en cada detalle.
En México, pocos son los destinos que han entendido el turismo relacionado con las bodas y las oportunidades que representa. Entre los líderes en este segmento mencionamos a Cancún, Los Cabos, Riviera Maya y Ciudad de México, con una mención muy especial para Puerto Vallarta y Riviera Nayarit, que no solo son destinos turísticos de renombre por sus playas e infraestructura hotelera, sino que también han emergido como epicentros del turismo de bodas.
Según estimaciones de la Asociación Industria de Romance (AIR), las bodas destino generan en esta región una impresionante derrama económica que asciende a 180 mil millones de pesos cada año, lo que representa una importante contribución al desarrollo económico local. Lo más interesante es que el impacto económico no se limita a las arcas de los grandes hoteles y resorts, sino que el efecto dominó se extiende a lo largo de toda la cadena de prestadores de servicios, desde las grandes empresas hasta pequeños y micro emprendedores.
Después de asimilar esta información, me sorprende cómo es que hasta ahora no se le ha dado la importancia debida a este segmento, dada la magnitud económica y social que representa. Apostar por el turismo de romance otorgaría a las marcas Puerto Vallarta y Riviera Nayarit una imagen renovada, compatible con la percepción arraigada como destinos de sol y playa, y vinculada a otras modalidades ya consolidadas, como son la gastronomía, aventura o naturaleza.
Sobre Marc Murphy
Con más de 25 años de experiencia en la industria del turismo, Marc Murphy, trabajó con operadores turísticos en los Estados Unidos. Nació en Canadá y decició explorar de todo lo relacionado con los viajes y el estilo de vida.
Fundó empresa de gestión de destinos en México, donde también fungió como director general. Esta experiencia le abrió el camino para liderar la Oficina de Visitantes y Convenciones (OVC) de Riviera Nayarit durante 18 años. Durante ese período obtuvo algunos de los premios más prestigiosos de la industria del turismo.
Con licenciatura en Gestión Turística de la Universidad Champlain de Montreal, México fue su hogar durante más de 30 años y hoy es ciudadano mexicano naturalizado.
Luego de esos años inició nueva carrera en el mundo inmobiliario y como consultor, meticuloso y apasionado, aporto gran cantidad de conocimientos de la industria, integridad, profesionalismo y habilidad para la negociación a cada interacción con el cliente. “No sólo te encuentro una casa; Te encuentro un hogar y un estilo de vida”, comenta.