

El próximo 27 de septiembre se celebra el Día Mundial del Turismo, fecha que nos recuerda que viajar no solo es desplazarse, sino descubrir, aprender y disfrutar de experiencias que nos transforman. Para celebrarlo, Civitatis, la plataforma líder en la venta de actividades seleccionadas en tu idioma por todo el mundo, propone siete formas de conocer el mundo pensadas para cada tipo de viajero: desde espíritus que buscan cultura hasta quienes desean dosis de adrenalina, bienestar o conexión más sostenible con el planeta.

Turismo de bienestar: la nueva escapada imprescindible. En un mundo cada vez más acelerado, el viaje se convierte en terapia. El turismo de bienestar invita a desconectar para reconectar, combinando destinos únicos con experiencias que cuidan cuerpo y mente. Nada como baño en las famosas termas de Budapest, sesión de vapor en hammam de Estambul o masaje relajante en Cos, en las islas griegas, para volver a casa con las pilas cargadas. También triunfan las escapadas de yoga en plena naturaleza o las rutas slow travel para quienes buscan equilibrio y silencio.
Turismo gastronómico: el sabor como brújula. Cada destino tiene un plato que lo cuenta todo. Desde recorrer los bares tradicionales del centro de Madrid para saborear tapas —con jamón ibérico o la tortilla de patatas— hasta tour gastronómico nocturno en tuk tuk por Bangkok, para descubrir la cocina tailandesa más auténtica, el turismo gastronómico es perfecto para quienes planean sus viajes con el paladar. Mercados locales, catas de productos de kilómetro cero o talleres de cocina, como aprender a preparar pasta fresca en Florencia o sushi en Tokio, completan esta experiencia que conquista a los más disfrutones.

Enoturismo: pasión por el vino y los paisajes. Sin duda no deja de ganar adeptos y marida a la perfección paisaje, tradición y sabor. En España o en Portugal, ruta por la Ribera del Duero permite conocer bodegas centenarias y degustar vinos de prestigio; en Italia, tour enoturístico por la región del Chianti y los viñedos de la Toscana invitan a perderse entre colinas onduladas; y en Francia, tour del vino en Burdeos revela por qué son famosos en todo el mundo. Experiencias que combinan cultura vitivinícola, catas comentadas y paseos por viñedos de postal.

Turismo cultural: viajar con curiosidad. Arte, historia y patrimonio siguen siendo la esencia de muchos viajes. Visita guiada por la Alhambra en Granada, descubrir los Museos Vaticanos y la Capilla Sixtina en Roma junto a la Basílica de San Pedro, o subir a la Torre Eiffel en París para contemplar el skyline de la ciudad, son solo algunos ejemplos de cómo este tipo de turismo permite comprender la identidad de cada lugar. En cada parada, guías expertos abren las puertas de monumentos, tradiciones y leyendas que convierten cada ruta en lección viva.

Turismo de aventura: adrenalina en cada paso. Para quienes buscan salir de la rutina, la naturaleza es el mejor escenario. Los paisajes más espectaculares se convierten en terreno de juego para actividades como trekking por los Picos de Europa, excursión al Caminito del Rey en Málaga, o tour en quad por el desierto de Marrakech para descargar adrenalina a toda velocidad. Rafting, escalada, kayak en lagos de montaña o parapente en los Alpes son solo algunas de las propuestas para vivir emociones fuertes y recuerdos únicos.

Turismo temático: viajes con banda sonora. Series, películas o leyendas locales pueden ser la mejor guía de viaje. Desde los castillos del Valle del Loira, que inspiraron cuentos de hadas, hasta los escenarios de Juego de Tronos en Dubrovnik o los míticos estudios de Harry Potter en Londres, este tipo de turismo transforma la ficción en experiencia real. También triunfan los tours literarios, como los dedicados a Shakespeare en Stratford-upon-Avon o los itinerarios que recorren las calles del Dublín de James Joyce.

Turismo sostenible: dejando huella positiva. El ecoturismo crece de la mano de viajero más consciente. Ruta de senderismo por el Parque Nacional de Garajonay, avistamiento de cetáceos en las Azores o recorrido a la Reserva de la Biosfera de Calakmul —tesoro natural y cultural maya en México—, son ejemplos de cómo disfrutar de la naturaleza respetando su equilibrio. Este tipo de actividades son ideales para los que buscan disfrutar de la naturaleza de forma responsable y sin dejar huella negativa en el ecosistema.