Pasaron cuatro años y el avión presidencial se ofrecía por aquí, se ofrecía por allá y a nadie le interesaba. Un buen día el famoso avión “se rifa” y aunque no se logró vender el total de los boletos, lo “poco o mucho” que se obtuvo se entregó para la construcción de una escuela en el municipio de Ocosingo, Chiapas y otra parte para fortalecer el sistema hospitalario. Al final, dicen los que saben, el dinero recaudado fue para adquirir las vacunas para el Covid-19.
Por supuesto, no hubo rifa y el avión presidencial seguía estacionado en algún lugar del Aeropuerto de la Ciudad de México. Se volvieron a hacer distintos intentos por venderlo pero ninguno dio resultado.
El avión viajó a California, Estados Unidos para tratar de encontrar comprador y, al no encontrarlo, el gobierno ha enumerado varias propuestas: usarlo para la celebración de bodas y otras festividades e incluso integrarse como parte de la flotilla de la nueva aerolínea que quiere crear el presidente.
Por fin, Andrés Manuel López Obrador, anuncia la firma de contrato de compra-venta con su nuevo propietario: el gobierno de Tayikistán y, López Obrador lo celebró en su mañanera: “después de mucho tiempo se logró vender este avión”.
El precio, 92 millones de dólares. Fue comprado, en su momento, por 7 mil 500 millones de pesos y, de acuerdo con el propio presidente, el dinero ya está en la cuenta del Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado (Indep) y será utilizado para construir dos hospitales.
López Obrador asegura que la semana que viene dará más información sobre el avión, sobre “la poca utilidad” que ha tenido, así como “lo costoso del mantenimiento y es que el Boeing 787- Dreamliner, uno de los aparatos comerciales más modernos y eficientes del mercado actual.
En varias ocasiones, el primer mandatario, ha reiterado que es un avión tan lujoso que “no lo tiene ni Obama, ni Trump”. El presidente anunció la víspera que estos recursos se invertirán en dos hospitales en Tlapa, Guerrero y Tuxtepec, Oaxaca, que serán construidos por ingenieros militares y se inaugurarán antes de terminar su sexenio.