Frustrantes resultados en materia económica
EL AJUSTE que esta semana hizo el Banco de México a su pronóstico de crecimiento económico para 2025 y que dejó en una estimación puntual de 0.3 por ciento, con un intervalo de 0.1 por ciento a 0.5 por ciento, nos confirma que la recesión económica esta en la puerta de la economía de México.

Un crecimiento de 0.3 por ciento en todo nos lleva a calcular que en el cuarto trimestre el PIB mostraría un crecimiento trimestral cercano a 0.5 por ciento, lo que sería un rebote desde la caída de 0.3 por ciento que se registró en el tercer trimestre.
Sin embargo, la parte baja del rango de crecimiento esperado por el Banco de México para todo el año de 0.1 por ciento, reconoce la posibilidad de que en el cuarto trimestre el PIB se registre otra contracción trimestral cercana a 0.30 por ciento, y con ello oficializar dos contracciones trimestrales consecutivas del PIB, lo que se conoce como recesión técnica.
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AUNQUE EL INEGI reportó que la pobreza laboral en el país bajó 0.8 puntos porcentuales del tercer trimestre de 2024 al tercer trimestre de 2025, al pasar de 35.1 a 34.3 por ciento, lo cierto es que todos los días más familias en México ven el panorama más negro, porque casi 40 de cada 100 jefes de familia ganan un salario mínimo y otro tercio gana de uno a dos salarios mínimos.

Con esas cifras es difícil validar que la pobreza laboral ha disminuido, pues millones de familias mexicanas nos podrían tapar la boca y señalar que lo que ganan por su trabajo desarrollado per cápita es insuficiente para adquirir la canasta alimentaria.
En México, el porcentaje de población ocupada que puede decir que le alcanza para los satisfactores básicos de su hogar, es de sólo un 6.31 por ciento, el cual percibe de dos a tres salarios mínimos, acompañado de otro 2.28 por ciento que gana más de tres y hasta 5 salarios mínimos. El restro (0.78 por ciento) percibe más de 5 salarios mínimos y existe un 21.11 por ciento, que no quisieron especificar su ingreso o no cuentan con uno.
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OTRO INDICADOR económico que nos causa frustración es la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del tercer trimestre que el INEGI dio a conocer esta semana. Se habla de un aumento de 92 mil personas en la población ocupada, pero también de un incremento de 145 mil mexicanos en la población desocupada (o desempleada), lo que dio como resultado un alza de 2.66 por ciento en la tasa de desempleo nacional.
Lo más grave del asunto es que Población No Económicamente Activa (PNEA), aquella que no realizó actividades económicas y no buscó trabajo, se elevó en 214 mil personas, y ya suma 41.7 millones.

Son 155 mil mexicanos nos que no buscaron trabajo, pero sí tienen la intención de trabajar, y ese total global suma ya 5.27 millones. Además, hay otras 59 mil personas que reforzaron las filas de la población no disponible, conformada por aquellos que no buscan empleo ni está disponible para trabajar, ya sea porque alguna situación se los impide o simplemente no tienen el deseo de hacerlo. Hasta el cierre del tercer trimestre, esta población alcanzó un total de 36.49 millones.
En todo este sumario de cifras da escalofrío la tasa de informalidad que pasó de 54.83 por ciento a 55.41 por ciento entre el segundo y el tercer trimestre, lo que quiere decir que en 3 meses aumentó hasta casi 33 millones el número de mexicanos cuya relación laboral no es legalmente reconocida por el empleador y no cuenta con los beneficios de seguridad social ni con prestaciones de ley.
Sin comparamos los datos del periodo julio-septiembre de 2025 con los del mismo trimestre del 2024, se observa que, la población ocupada tiene un crecimiento anual casi nulo de 0.01 por ciento, mientras que la población desocupada registra una caída de 3.92por ciento.
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