Soy fanática del arte culinario, y no se diga de guisos con base en mariscos y pescados. Podría hartarme de camarones, ostiones, pulpo y otros diariamente, en la comida o en la cena. Pero sin desairar los guisos que se acostumbran en el medio rural. Eso explica por qué cuando llegué al restaurante Chapulín –en el hotel Presidente Intercontinental Polanco— pensé que no saldría de ahí pues presenta la nueva versión del menú que deleita a los comensales con aromas y sabores a mar y a campo.
¿Te gustan los mariscos, los sabores de las cocinas del norte y sur del país, el maíz, la cocina en comal o a las brasas, que hay en Chapulín? Si fueras y los probaras no te arrepentirias de haber ido allí. En cada bocado del platillo que pidas encontrarás las delicias de México, pues la nueva propuesta gastronómica creada por los chefs Salvador Orozco y José Luis Ronquillo está inspirada en historias de nuestra tierra. Cada semana encontrarás algo nuevo para paladear.
El chef José Luis Ronquillo comentó: “lo que queremos es que los clientes sigan teniendo una visión de un restaurante mexicano que se va transformando, una marca que siempre tiene cosas nuevas. Estuvimos muchos años con menús que tocaron una parte de México, ahora queremos tocar otras latitudes del país”.
Imaginate unas almejas grandes, ostiones, caracoles, camarones, pulpos recién extraídos por pescadores agrupados en pequeñas cooperativas en las costas mexicanas.
“Queríamos romper ese esquema que separa la cocina y la mesa. Aquí puedes tener interacción que tendrías en una taquería o en una barra de sushi. Queremos que la convivencia sea menos cuadrada y que los comensales puedan ver los procesos”, detalló.
Para la preparación de sus delicias se incorporó nuevo equipo de cocina: barra fría de mariscos, comal artesanal de barro, parrilla de brasas y cámaras de añejamiento de carne y pescados a la vista de los comensales.
Es, sin duda, viaje imperdible por medio de los aromas y sabores que salen de la cocina. En cuanto estás a la mesa y empiezas a comer los distintos platillos cocinados con técnicas diversas te parece andar por diferentes regiones del país.
Y en verdad, te gusten o no los mariscos o los sabores culinarios de otras entidades del país, no puedes dejar de intentar comer lo más posible del menú, que es de entre 30 y 40 platillos.
Aquí va sólo un poco de lo mucho que podrás encontrar y que nos llevó a viajar cerrando los ojos, estimulados por el paladar y la frescura de cada una de las preparaciones. Lo siento pero se me está haciendo “agua la boca”:
Ostión Kumiai con salsa de chile costeño. Te deja ese saborcito a mar en el paladar. Ceviche verde de pescado con chilito serrano, aceituna, aguacate y un trozo de chicharrón de alga que tienen sabor tan grato como inexplicable. Es difícil hallar calificativo para ese manjar.
Quizá prefieras las tostadas, que también están para chuparse los dedos. Son de atún aleta amarilla con mayonesa de chiles toreados, cebollín, aguacate y limón. De verdad recuerdo el sabor y me dan ganas de ir corriendo para seguir probando.
Las picaditas de camarón salteado en salsa verde, crema de rancho y cebolla, son verdadero placer en la boca. Te dejan ese sabor a mar, a fresco y ganas de comer unas cuantas más.
Claro que si tienes antojo de carne hay tacos de chilorio con tortilla de harina, chile serrano asado y cebollitas cambray y te darán ganas de bailar con la Tambora y seguir comiendo chilorio.
Pero, ya sé, prefieres la barbacoa sonorense, con cachete y lengua de res con chile güero y después de probar querrás mandar llamar una banda de música norteña para invitarles un taco y tú seguir comiendo.
Hay quienes siempre guardan pequeño espacio para los postres. Yo hubiera preferido seguir comiendo tostadas de atún, ostiones, ceviche o chicharrón de alga. Pero al dulce casi nadie le dice no, y tienes que probarlos para que no te cuenten como lo hago yo.
Los postres son suculentos: pastel de chocolate con helado de leche, pay de limón o flan perfecto. Los encontrarás siempre.
Cabe mencionar que el menú del restaurante Chapulín cambiará durante todo el año, dependiendo de los ingredientes de temporada. Lo que sí te garantizamos es que siempre habrá propuestas interesantes, aromas y sabores fascinantes.
No dejes de apreciar la vajilla del restaurante hecha a mano por artesanos mexicanos. Además, te puedes meter hasta la cocina y sentarte a la barra, en la que hay sitio para cinco personas, desde donde puedes ver cómo preparan tu comida y eventualmente interactuar con el chef.
Hay dos salones: ‘Espejo de Agua’ y la ‘Mesa del Chef’, espacios privados perfectos para eventos especiales.
Si en estos días no tienes plan visita la nueva versión del restaurante Chapulín, estoy segurísima de que te va a encantar.