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    Catedral de Notre Dame, París, Francia

    París, Francia.- Llegar aquí es pisar la ciudad de la luz y también del amor. París encanta, enamora e invita a que conozcas rincones, gastronomía, plazas, monumentos y mucho más… Lo primero que llamó mi atención fue la exposición abierta en la Catedral de Notre-Dame antes del incendio del 15 de abril de 2019, presentada por Monseñor Patrick Jacquin, Rector-Arcipreste de Notre-Dame en 2017. En esta muestra, se anuncia la reapertura de la catedral de Notre-Dame de París para el próximo 8 de diciembre de este 2024.

    El testo al igual que las láminas que aquí te mostramos fue escrito por el rector de la catedral. La exhibición lleva por nombre: Exposición Nueve Siglos de Transformaciones en el interior de la catedral. 

    Notre Dame de París es la catedral gótica por excelencia. Deja en el ánimo una fuerte impresión por el desafío que constituye su arquitectura en la segunda mitad del siglo XII, en el corazón de una ciudad elevada entonces al rango de capital del reino de Francia. 

    La catedral es fruto de una larga historia, delimitada por las etapas de una obra de construcción, que no tiene nada de lineal, desde los años de 1160 hasta mediados del siglo XIII.

    Las transformaciones considerables sufridas después hasta mediados del siglo XIV la metamorfosearon en el arquetipo de la iglesia gótica calada con inmensos ventanales, mantenida en equilibrio por un sabio sistema de arbotantes arácneos, Fue ésta la imagen que permaneció hasta nuestros días y que hace de ella ante todo un testigo esencial del Patrimonio de la Humanidad. 

    La catedral gótica vino a sustituirse poco a poco a una multitud de edificios de pequeña dimensión.

    Año 1163. Desde los años 1160, la catedral gótica vino a sustituirse poco a poco a una multitud de edificios de pequeña dimensión diseminados en la punta oriental de la Isla de la Cité. En un estado de conservación a menudo precario, ofrecían en su diversidad un testimonio de la historia plurisecular de la iglesia matriz de la diócesis de París, que se remonta al siglo IV. 

    Varias veces reformado en el transcurso de los siglos, este monumento no se deja comprender fácilmente. La modelización en tres dimensiones conseguida con el trazado por láser ofrece entonces perspectivas inéditas. Con más de mil millones de puntos de referencia, el mapa especial muy exacto del edificio permite reconstruir visualmente la historia de la construcción, de las transformaciones y de las restauraciones de Notre Dame de París. Esta exposición y el libro en que tiene su origen son fruto de estas obras. 

    Las fuentes escritas hacen mención, a principios del siglo XII, de tres santuarios, entre los cuales de una iglesia dedicada a San Esteban que podría remontarse a la Alta Edad Media, y de otra dedicada a la Virgen María, atestiguada en el siglo IX. Sin embargo, ninguna puede ser localizada con certeza. 

    Al lado de la iglesia mayor (quizás ya dedicada a Nuestra Señora), se puede restituir de modo muy hipotético, de oeste a este: San Cristóbal, el bautisterio San Juan, de plano centrado, y tres iglesias dispuestas paralelamente delante de San Dionisio-del-Paso.  Todas estas iglesias estaban orientadas (hacia el este), y por consiguiente con un acceso principal en el lado opuesto, hacia el oeste.  La nueva catedral gótica sigue en esta disposición. 

    Está acabado el coro de la catedral excepto las bóvedas altas.

    Año 1177. La construcción de las partes orientales. La construcción de un edificio tan gigantesco como Notre Dame marca el apogeo del episcopado en la historia de la iglesia. Su iniciador, Maurice de Sully, obispo de París, supo unir todas las energías de la diócesis para levantar este monumento emblemático, En 1177 está acabado el coro de la catedral excepto las bóvedas altas. El tejado, que ya está puesto, protege el taller contra la intemperie, y la armazón sirve de plataforma para izar las piedras de las bóvedas y las cimbras (armazón de figura conveniente para formar un arco o bóveda) de madera que permiten su colocación. 

    Los arbotantes han sido lanzados para contrarrestar el empuje de las bóvedas. La presión que ejercen contra el muro lateral de momento está neutralizada por las cimbras de las bóvedas. Ya se nota el progreso de la construcción hacia el oeste en la nave crucero y en los primeros tramos de la nave lado sur. 

    Por un tabique provisional el clero está entonces aislado de las obras que prosiguen hacia el oeste.

    Año 1182. El fin de las obras del Coro. Veinte años después de empezar las obras, el clero toma posesión solemnemente de la parte oriental de la catedral. Por un tabique provisional el clero está entonces aislado de las obras que prosiguen hacia el oeste. La sillería acoge al clero en los cuatro tramos rectos del coro inmediatamente al este del crucero (espacio definido por la intersección de la nave principal y de la transversal a ella situada ante el presbiterio, llamada nave crucero o transepto). 

    Al fondo de la nave central, debajo de la bóveda octopartita de ojivas del ábside (parte de la iglesia abovedada y comúnmente semicircular, que sobresale en la fachada posterior), está el presbiterio, más alto de unas gradas. El altar mayor señala el punto fuerte: allí se celebra con fausto cada día la misa mayor en medio de reliquias albergadas en relicarios de orfebrería. Al obispo y a los cincuenta y un canónigos que forman el cabildo se unían varias docenas de capellanes, que los asistían en los oficios religiosos. Así como clérigos de menores y monaguillos. Los efectivos, considerables, podían llegar a más de cien personas. 

    En lo esencial respeta el proyecto de origen, pero se introducen cambios importantes que se notan en el afinamiento de los muros.

    Año 1208. La progresión de las obras hacia el Oeste. Se empezó la construcción de la nave (espacio interior de una iglesia comprendido entre dos filas de pilares o columnas), ya antes de que se acabase la del coro. En lo esencial respeta el proyecto de origen, pero se introducen cambios importantes que se notan en el afinamiento de los muros.  La mayor parte de las modificaciones resultan de innovaciones y progresos técnicos que se pueden atribuir a un nuevo arquitecto. Las fachadas de la nave crucero debían estar adornadas con grandes rosetones, restituidos aquí según el modelo del rosetón oeste de la iglesia abacial cisterciense de los Vaux-de-Cernay, al sur de París. 

    Las obras progresan en la nave y comienzan a sentarse las bases de las torres. Las modificaciones del proyecto visibles en el interior se observan también en el exterior: los contrafuertes de los arbotantes son más altos y el arco es más robusto para mayor seguridad sin duda. Una serie de puntales de madera se ha colocado a cada pilar principal y contra los muros frente al oeste: estos soportes han de prevenir las deformaciones eventuales antes de que se seque la argamasa.   

    Las tres portadas constituyen una entrada triunfal que ensalza a la Virgen.

    Año 1220. La fachada: un acceso triunfal. Está acabado el conjunto de paredes maestras de la catedral, excepto la parte alta de las torres, no levantándose todavía la fachada más allá del nivel del rosetón. Llama la atención por lo monumental del frontispicio que la da a conocer a los alrededores como la iglesia matriz de la diócesis. Las tres portadas constituyen una entrada triunfal que ensalza a la Virgen, patrona de la catedral, y a los santos de la diócesis.

    El conjunto se centra en la representación del Juicio final que ha de recordar a todos los fieles a vivir siguiendo el ejemplo de Cristo. Este conjunto esculpido, que magnifica la iglesia vista como una alegoría del Paraíso, pude ser también considerado como el reflejo de las decisiones del concilio ecuménico de Letrán IV (1215) que define para la cristiandad latina una nueva pastoral. Encima una galería de veintiocho estatuas colosales de reyes ilustra los vínculos privilegiados que unen la monarquía francesa y la iglesia de París, comprometiéndose los soberanos, en cuanto están entronizados, a protegerla y a respetar sus privilegios. 

    El muro lateral ha sido realzado y nuevo tejado construido.

    Año 1225. La transformación de las partes altas. Pocos años después de estar acabadas se modifican las estructuras de la catedral para agrandar unas ventanas altas. Arriba, a la izquierda, ya ha sido realizada la remodelación del coro: los tejados de una sola vertiente de las tribunas y los óculos (aberturas de forma circular), que ocupaban este registro dentro, han sido sustituidas por grandes ventanales de las lancetas y óculo. Tejados nuevos de dos aguas cubren ahora las tribunas. El muro lateral ha sido realzado y un nuevo tejado construido. El desarme del tejado antiguo sigue haciéndose en la nave.

    En ésta los arbotantes se modifican abriéndose en el extradós (superficie convexa de un arco o de una bóveda) canales para evacuar las aguas de lluvia desde la techumbre principal pasando por un canalón puesto en la base del tejado. Entretanto siguen las obras en la fachada. Su aparente regularidad disimula movimientos de la mampostería inquietantes: en pocos años, el conjunto de la estructura, hasta la base de las torres, ha girado sobre su eje de 30 centímetros en dirección al atrio a causa de que los cimientos se han asentado. 

    Con las torres se acaba la construcción de las paredes maestras de la iglesia.

    Año 1245. El fin de la construcción de las torres. Con las torres se acaba la construcción de las paredes maestras de la iglesia. Particularmente declamatorias con 69 metros de altura, se divisan desde lejos, más allá de la ciudad medieval. Son tanto más importante cuanto que albergan las voces de la catedral: las campanas. Al principio fueron instaladas únicamente en la torre norte, llamada también torre Guillermo, por los donativos otorgados por el obispo Guillaume d´Auvergne (+ 1249). Fue sólo desde el siglo XV cuando la torre acogió las campanas más gruesas, entre ellas la campana mayor “Jacqueline”, rebautizada “Emmanuel” después de ser fundida de nuevo en el reinado de Luis XIV. 

    Acabada la obra de mampostería, se da el último toque a la decoración policroma de la fachada realzada de colores vivos y de oro. Se procede a modificaciones de importancia, añadiendo capillas laterales a la nave después de ser alargadas las ventanas altas. 

    La metamorfosis del crucero.

    Año 1265 –Aguja-. La metamorfosis del crucero. Siguen transformándose las obras de mampostería de la catedral con operaciones de las más espectaculares. Una aguja de madera cubierta de plomo señala a lo lejos el cruce de las dos naves principales del edificio que dibujan una planta de cruz latina. En cuanto a los cruceros se les dota de dos nuevas fachadas.

    Esta metamorfosis de los cruceros es contemporánea de la refección por los años de 1260 del principal relicario de la catedral que conservaba los restos de San Marcelo, obispo de París en el siglo V. La catedral ofrece pues un eco monumental a la nueva presentación del relicario en el santuario, a semejanza de la Santa Capilla que, en el palacio real de la isla de “la cité”, ofrecía desde 1248 un espléndido joyero a las reliquias de la Pasión de Cristo adquiridas por el rey San Luis. Notre-Dame podía seguir pretendiendo ocupar el primer puesto en el paisaje monumental religioso parisino.   

    El aumento del número de altares, necesarios para la celebración de los oficios, amenazaba con ocupar mucho sitio la catedral.

    Año 1300. Una corona de capillas. Las transformaciones de Notre-Dame prosiguen con la construcción de capillas en torno al coro. La multiplicación de las capillas, desde las más antiguas fundaciones a fines del siglo XII, está en relación con el éxito de las fundaciones de misas privadas por miembros del clero, y menos veces por seglares o cofradías. El aumento del número de altares, necesarios para la celebración de los oficios, amenazaba con ocupar mucho sitio la catedral.

    Para poner remedio a eso se emprendió la construcción de edículos específicos entre los contrafuertes laterales de la catedral, primero en la nave, después en el presbiterio. El procedimiento integraba dentro de la iglesia el espacio que hasta entonces quedaba al aire libre entre los contrafuertes: abriendo el muro lateral de la nave exterior lateral, se llevaban los límites del edificio hasta la verticalidad de los contrafuertes. Tal ensanchamiento se cumplió en menos de un siglo, desde las cuatro primeras capillas norte de la nave (hacia 1225-1235) hasta la capilla axial fundada por el obispo Simón de Bucy (+ 1304) 

    La construcción de Notre-Dame es una obra colectiva cuyos actores quedaron anónimos hasta mediados del siglo XIII. 

    Año 1350. El embellecimiento del coro. Las transformaciones de importancia de la catedral están acabadas. El jubé constituye un cierre sabiamente labrado al oeste del coro, unos gabletes (remate de líneas rectas y ápice agudo) realzados de color señalan las entradas al deambulatorio. Por todas partes la policromía mural combinado hábilmente el ocre amarillo y el blanco subraya las líneas de fuerza de la estructura arquitectónica, y se armoniza con vidrieras aclaradas. 

    La construcción de Notre-Dame es una obra colectiva cuyos actores quedaron anónimos hasta mediados del siglo XIII. 

    Surgen entonces los nombres de arquitectos celebrados por su talento, desde Jean de Chelles y Pierre de Montreuil, autores de las fachadas del crucero, hasta Raymond du Temple, el gran arquitecto del rey Carlos V (1364-1380). La recurrencia de ciertos nombres patronímicos permite notar la existencia de verdaderas dinastías, lo que es frecuente en los talleres medievales que constituyen el marco privilegiado de formación para muchos gremios. 

    El arquitecto, maestro de obras, está al frente de una población de artesanos más o menos numerosos, según el dinero disponible, la coyuntura y la urgencia de las obras. 

    Las transformaciones en la época clásica.

    Año 1780. Las transformaciones de la catedral en la época clásica. Después de una fase continua de actividad del taller de un dinamismo, desde 1160 hasta mediados del siglo XIV, Notre-Dame conoció un período de inmovilismo. En efecto el edificio casi no sufrió cambios durante tres siglos siguientes, mientras que en su entorno se renovaban ampliamente el paisaje urbano y el ornato de las iglesias parroquiales. 

    Sólo después de la erección de París en arzobispado, en 1622, fue cuando se hicieron modificaciones importantes. En una catedral de paredes enteramente blanqueadas, dotada de nuevas vidrieras sin color, se transforma totalmente el coro según el gusto clásico, con una profusión de mármoles, para acoger “el voto de Luis XIII”, que ponía el reino bajo la protección de la Virgen María, patrona de la catedral. Encima de los pilares de la nave, los grandes cuadros de los “Mayos” de Notre-Dame forman un ciclo solemne de pinturas que ilustran los Hechos de los Apóstoles. 

    Año 1860. La gran restauración. Después de la tormenta de la Revolución Francesa, la catedral, devuelta al culto el 18 de abril de 1802, se encuentra en estado lastimoso. Las intervenciones en el monumento fueron de poca importancia hasta la salida a escena de dos jóvenes arquitectos, Jean-Baptiste Lassus y Eugéne- Emmanuel Viollet-le-Duc, que ganaron en 1846 el concurso para la restauración de Notre-Dame, De hecho la catedral es emblemática del movimiento de defensa del interés del patrimonio nacional animado, desde el principio de los años de 1830, por hombres tan dedicados a esta tarea como hábiles.

    La gran restauración llevada a cabo por Viollet-le-Duc solo, después de la muerte de Lassus, dio un resplandor nuevo a la catedral, cualesquiera que fueran las reservas que pudieron hacerse en cuanto a las soluciones escogidas. Ahora el siglo XIX forma parte de la historia de Notre-Dame tato como los períodos más antiguos. 

    La catedral hoy. Desde el siglo XIX, los cambios más importantes están en relación con las evoluciones del culto. En 1989 se colocó un nuevo altar en el crucero, puesto en valor desde la reorganización del espacio litúrgico en 2004. La cruz de gloria que domina la Piedad al fondo del coro, fue instalada en 1993. 

    Como heredera de los constructores de la Edad Media, Notre-Dame se construye y se moderniza sin cesar para anclarse plenamente en el presente. Así el órgano mayor, construido de nuevo en 1868, no deja de adquirir más potencia. Por los años 1960, la nave recibe vidrieras abstractas que hacen resaltar la coherencia y la sobriedad arquitectónicas del lugar. 

    En el 2000, al cabo de más de diez años de obras, la fachada restaurada recobra su esplendor. En 2013, ocho campanas nuevas y una campana mayor son fundidas y colocadas en las torres al lado de la campana mayor de 1686. Se podrían mencionar también las restauraciones recientes del Tesoro, de la Puerta Roja, de la instalación eléctricas… 

    Cientos de personas visitaron la exposición antes del incendio.

    Cada año 14 millones de visitantes, venidos de todo el mundo, flanquean las puertas de esta obra maestra de la arquitectura gótica. Más que un monumento histórico, esta catedral es ante todo “la Casa de Dios y la Morada de los hombres”, que vive por la fe y la oración de los fieles, cargada de experiencia humana y cristiana. Este lugar es un testigo de la vida del Pueblo de Dios, del resplandor de su caridad, de su esperanza fervorosa. 

    Firma el texto: Monseñor Patrick Jacquin, rector arcipreste de Notre-Dame de París.

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