ES CASI un hecho que la revisión o renegociación del T-MEC se prolongará hasta 2027, lo que significa que Trump mantendrá las presiones sobre México los próximos dos años y eso agregará más incertidumbre al rumbo económico.
El presidente estadounidense Donald Trump no ha abandonado el proteccionismo comercial, y por esa razón no se pueden descartar nuevos aranceles o el cobro más agresivo de los anunciados en meses previos.
Basta recordar que el 1 de noviembre entraron en vigor en EU los aranceles de 10 por ciento para las importaciones de autobuses y de 25 por ciento para los vehículos de carga media y pesada.
Si nos ajustamos a los datos al mes de agosto, el 82.96 por ciento de las importaciones de camiones pesados que realiza EU (partida 8704) proviene de México y el 6.11 por ciento de todas las importaciones que hace EU desde nuestro país pertenecen a esta partida, lo que equivale a 5.07 por ciento de las exportaciones totales de bienes de México.
Con la entrada en vigor de dicho arancel se espera un mayor deterioro en las exportaciones automotrices a EU y el desempeño de la industria de fabricación de equipo de transporte en México.
Además, siguen vigentes otras barreras al comercio que nos afectan. Desde mayo las exportaciones de ganado a Estados Unidos han sido restringidas debido a la crisis del gusano barrenador. Lo anterior ocasionó una caída anual de 92.92 por ciento de las exportaciones a EU de animales vivos de la especie bovina, en agosto.
En julio pasado entró en vigor un arancel del 17.09 por ciento en los tomates importados desde México, los cuales representan el 70 por ciento de los tomates que se venden en el vecino del norte. Las exportaciones a EU de tomate registraron una caída anual de 30.29 por ciento en agosto, según USA Trade.
En toda esta radiografía de daños, debemos sumar las exportaciones de hierro y acero que acumulan una caída en 2025 de 18.40 por ciento hasta agosto, mientras que las exportaciones de artículos de hierro y acero acumulan una caída del 15.85 por ciento, debido a que se cobra un arancel del 50 por ciento a las importaciones de estos productos.
Ya hemos comentado que el T-MEC tiene establecido en su cláusula sunset que a los seis años de entrar en vigor el tratado comercial se hará una revisión. Si los tres países miembros no se ponen de acuerdo, entonces se reunirán al año siguiente y así sucesivamente hasta cumplirse 10 años. Si pasados los 10 años no se ponen de acuerdo, el tratado comercial terminaría.
Con estas cláusulas admitidas y firmadas podemos asegurar que el proceso de revisión no necesariamente terminará en 2026.
Además, en noviembre del 2026 habrá elecciones intermedias en EU, lo que podría propiciar que la revisión del T-MEC sea usada por Trump y esa mesa se convierta en un tema de interés político. Por eso es muy probable que se alargue hasta el 2027.
Hay que señalar que una revisión es diferente a una renegociación. La primera es para evaluar la efectividad del tratado, tomar en cuenta las observaciones de los países y ajustar puntos específicos. La segunda implica abrir de nuevo todo el tratado comercial.
Lo que está programado para julio de 2026 es una revisión, pero tanto Trump como los oficiales de comercio de Estados Unidos hablan de una renegociación. Esto se debe a que en el T-MEC no están definidos ni el alcance de una revisión ni la diferencia con una renegociación.
Trump usará la revisión del T-MEC como arma política. Ya ha dicho que fue elegido para cumplir con un mandato que consiste en tres puntos: Frenar la migración ilegal y realizar deportaciones; atajar el tráfico de drogas y precursores del fentanilo a la par del reforzamiento de la seguridad fronteriza, y poner primero a EU en materia comercial y de inversión.
El escenario para 2026 y 2027 será de amenazas y presión redoblada.
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