Abasolo, Guanajuato * Viajeros internacionales * Visitax
ABASOLO SE descubre caminando. No hace falta llegar con una lista larga de pendientes ni con el reloj en la mano. Basta empezar por el centro, dejarse llevar por las calles tranquilas y entender, poco a poco, por qué este municipio del suroeste de Guanajuato guarda capas de historia que no siempre se cuentan a simple vista. Desde la Ciudad de México, el trayecto es de unas cuatro horas por carretera, lo suficiente para sentir que se sale de la rutina sin ir demasiado lejos.

Nuestra primera aproximación al destino fue al caer la tarde, cuando el Centro Histórico cambia de ritmo y se vuelve especialmente disfrutable. Ahí tuvimos la bienvenida y el acompañamiento de Elena Canto Crivelli, encargada de Turismo del municipio, y Jimmy Zavala, auxiliar de Turismo, quienes compartieron el contexto de Abasolo como destino y la forma en que el municipio trabaja para poner en valor su patrimonio. A este recorrido se sumó Uriel Rodríguez, coordinador de Museos, quien fue hilando fechas, personajes y anécdotas que ayudan a entender por qué Abasolo ocupa un lugar propio dentro de la historia nacional.
Caminar por el centro a esa hora conduce de forma natural a la Parroquia de Nuestra Señora de la Luz. Su arquitectura neoclásica se impone sin estridencias y, al conocer su historia, el espacio se resignifica: aquí fue bautizado Don Miguel Hidalgo y Costilla. Muy cerca, el Museo Miguel Hidalgo completa el recorrido con la réplica certificada de la pila bautismal, fotografías históricas y piezas arqueológicas que permiten entender la evolución del municipio a lo largo del tiempo.
La mañana siguiente es ideal para cambiar completamente de escenario. La Zona Arqueológica de Peralta se recorre mejor con luz temprana y sin prisas. El espacio abierto, el silencio y las estructuras monumentales crean una experiencia distinta. Habitada entre los años 300 y 900 d.C., Peralta fue uno de los asentamientos más importantes de la tradición Bajío y un centro cívico relevante en el centro-norte de Mesoamérica. Caminar por sus plazas y patios hundidos permite dimensionar la organización social de quienes habitaron esta región siglos antes de la Conquista. El museo de sitio ayuda a cerrar la visita con cerámica y objetos encontrados durante las excavaciones.

Peralta también conecta con el presente. La alfarería y la cocina tradicional siguen vivas en la región y hoy representan una oportunidad real para desarrollar experiencias turísticas comunitarias ligadas al entorno rural y a la identidad local.
Después de la caminata arqueológica, el viaje encuentra su contraparte natural en el descanso. La Caldera nos recibió para hospedarnos durante un par de días, y no es casualidad que sea uno de los lugares más queridos de Abasolo. Este parque acuático de aguas termales, que este año celebra 85 años de historia, es un orgullo del municipio y un punto de encuentro generacional. Aquí, el tiempo se desacelera entre albercas termales, espacios familiares y una atmósfera que invita a quedarse un poco más.
Abasolo, además, se presta para seguir el camino. Su ubicación permite integrarlo fácilmente a un recorrido regional con Cuerámaro, Huanímaro y Pénjamo, municipios cercanos que amplían la experiencia con más historia, tradiciones y sabores del Bajío. Es una zona ideal para viajar sin guión rígido, enlazando destinos conforme avanza el trayecto.
En Valija Viajera, Abasolo se confirma como uno de esos lugares que se disfrutan mejor cuando se entienden sus tiempos: tarde para caminar, mañana para explorar y días completos para descansar.
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POCO A POCO, el turismo se recupera. Al cierre de octubre, de acuerdo con la Encuesta de Viajeros Internacionales (EVI), ingresaron a México 8.3 millones de visitantes, un crecimiento de 11 por ciento anual, y es el mayor número de personas que entran al país en un mes similar desde que hay registro. Con respecto a octubre de 2019, previo a la pandemia, los visitantes muestran un incremento de 2.22 por ciento, y es la sexta ocasión en el año en el que se supera el número de visitantes previo a la pandemia.
Aunque en los primeros 10 meses del año, el número de visitantes sumó 79.28 millones de personas, con un incremento de 13.61 por ciento respecto al mismo periodo de 2024, todavía México arrastra un rezago de 0.30 por ciento respecto al mismo periodo del 2019.
Con todas estas cifras, podemos decir que el turismo en nuestro país trae signos de recuperación en el flujo de visitantes, pero con signos de debilidad en el gasto, que también se ha visto afectado por efectos de tipo de cambio e inflación.
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LA GOBERNADORA de Quintana Roo, Mara Lezama, parece ignorar las opiniones de expertos en el sector Turismo que advierten que es un despropósito y un daño anunciado el cobro del ya famoso “Visitax” o impuesto que se aplicará a los visitantes en dicho estado.

Ella supone, con cifras elaboradas por sus “expertos”, que recaudará más de 4 mil millones de pesos por ese concepto, y mira con desdén la caída en la llegada de visitantes extranjeros a esa entidad.
El problema no es que se hagan estimados sobre dinero extra para las arcas estatales, sino que recargue el cobro de “Visitax” a través de los hoteles y de las plataformas de alojamiento temporal.
Debemos puntualizar que a esos negocios les interesa crecer y ganar, no convertirse en cobradores o recaudadores del fisco estatal y que tales prestadores de servicios no captan un gran porcentaje del flujo de turistas.
Si Mara Lezama quiere alcanzar las metas de recaudación debe aprovechar la operación de los aeropuertos, por donde pasan la mayor parte de los turistas que llegan a la entidad, aunque las cifras han caído de manera grave.
Lo mejor es que la mandataria estatal no haga correcciones sobre la marcha, una vez que se aflores los gazapos en materia fiscal y de recaudación.
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@AlejandraBernal
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